AMISTAD
Amistad
Si tienes un amigo, has merecido un don divino. La amistad leal, sincera, desinteresada, es la verdadera comunión de las almas. Es más fuerte que el amor, porque este suele ser celoso, egoísta y vulnerable. La verdadera amistad perdura y se fortalece a través del tiempo y la distancia.
No necesita ver frecuentemente al amigo para que la amistad perdure; basta saber que este responderá cuando sea necesario, con actos de afecto, de comprensión y aún de sacrificio.
La amistad no se conquista, no se impone; se cultiva como una flor; se abona con pequeños detalles de cortesía, de ternura y de lealtad; se riega con las aguas vivas del desinterés y de cariño silencioso. No importan las distancias, los niveles sociales, los años o las culturas.
La amistad lo borra todo.
El recuerdo del amigo lejano, de amigo de la niñez o el de la juventud, produce la intima alegría de haberlos conocido. Nuestra vida se enriqueció con su contacto por muy breve que haya sido.
La felicidad del amigo nos da felicidad. Sus penas se vuelven nuestras porque hay un maravilloso lazo invisible que une a los amigos. La amistad es bella sobre toda la ponderación.
Para el que tiene un amigo, no existe soledad.
colaboración de Vanessa García JassoMéxico
Si tienes un amigo, has merecido un don divino. La amistad leal, sincera, desinteresada, es la verdadera comunión de las almas. Es más fuerte que el amor, porque este suele ser celoso, egoísta y vulnerable. La verdadera amistad perdura y se fortalece a través del tiempo y la distancia.
No necesita ver frecuentemente al amigo para que la amistad perdure; basta saber que este responderá cuando sea necesario, con actos de afecto, de comprensión y aún de sacrificio.
La amistad no se conquista, no se impone; se cultiva como una flor; se abona con pequeños detalles de cortesía, de ternura y de lealtad; se riega con las aguas vivas del desinterés y de cariño silencioso. No importan las distancias, los niveles sociales, los años o las culturas.
La amistad lo borra todo.
El recuerdo del amigo lejano, de amigo de la niñez o el de la juventud, produce la intima alegría de haberlos conocido. Nuestra vida se enriqueció con su contacto por muy breve que haya sido.
La felicidad del amigo nos da felicidad. Sus penas se vuelven nuestras porque hay un maravilloso lazo invisible que une a los amigos. La amistad es bella sobre toda la ponderación.
Para el que tiene un amigo, no existe soledad.
colaboración de Vanessa García JassoMéxico
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