COMO FABRICAR PINCHOS CÁRCELARIOS Y ARMAS EN LAS CÁRCELES
La prisión de Valencia viene registrando en los últimos meses graves incidentes que, además de tener a los funcionarios como víctimas, tienen en común la utilización de los denominados "pinchos carceleros" como medio de intimidación."armas blancas" de fabricación artesanal están lógicamente prohibidas y perseguidas, pero históricamente han existido y cada vez se perfeccionan más las técnicas para fabricarlos y esconderlos, lo que añade un plus de peligrosidad a la ya complicada vida carcelaria.El pasado 9 de julio, por ejemplo, un recluso agredió a cuatro funcionarios con un cepillo de dientes afilado al que había pegado una cuchilla de afeitar. El 4 de noviembre, otro interno utilizó una tijera partida en dos para asesinar a un compañero. El 27 de ese mismo mes, cuatro presos armados con pinchos metálicos, unas tijeras y un destornillador secuestraron durante doce horas a tres funcionarios.Y esta semana un recluso intentó secuestrar a un vigilante armado con una abrazadera metálica estirada y afilada.En realidad, cualquier cosa vale para fabricar uno de estos pinchos, desde bolígrafos, cepillos de dientes o palos de escoba hasta vierteaguas de las ventanas, varillas de los carros térmicos de comida, anclajes de los radiadores o abrazaderas metálicas.Pueden utilizarse incluso huesos de pollo o de costillas robados de la basura. Basta con afilarlos y ponerles un mango de trapo y celo."Cacheo" de celdasParta detectarlos, el principal elemento con que cuentan los funcionarios son los detectores de metales y los "cacheos" de las celdas, registros que se hacen periódicamente y que tienen como objetivo buscar este tipo de armas además de drogas, medicamentos o jeringuillas.Y, aunque muchos permanecen bien escondidos en los colchones, los sanitarios e incluso en el propio cuerpo, las aprehensiones son muchas. En los tres años anteriores y en las cuatro cárceles de la Comunitat Valenciana se recuperaron 1.175 pinchos, casi la mitad de ellos (507) en la prisión de Picassent.Este sindicato ha sido precisamente uno de los más beligerantes en este sentido. Además de las medidas habituales, ha pedido a la dirección de la prisión que incremente la vigilancia en los puntos donde se mueve esta mercancía. El último de ellos es el taller de abrazaderas de donde está saliendo el material con el que se han fabricado los últimos pintxos.
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