CSI-CSIF exige cese Gallizo ante 'conflictividad y saturación' de ...
El sindicato CSI-CSIF se ha mostrado hoy satisfecho por la renuncia del director de la prisión de Picassent, José García, pero ha exigido el cese de la ...
CSI-CSIF exige cese Gallizo ante 'conflictividad y saturación' de Picassent
El sindicato CSI-CSIF se ha mostrado hoy satisfecho por la renuncia del director de la prisión de Picassent, José García, pero ha exigido el cese de la directora en funciones de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, por no haber solucionado 'ni la conflictividad ni la saturación' en esta cárcel.En un comunicado, el sindicato señala que 'la falta de inversión en la prisión sigue presente' y apunta como motivos de la dimisión de García los 'sucesivos y graves incidentes' ocurridos en Picassent en los últimos meses, así como 'la presión sindical ejercida'.Las mismas fuentes señalan que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias 'debe responder por los años de falta de inversión en seguridad estática, en dotación de medios y en personal'.
Terra Actualidad - EFE

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La cárcel tiene alarmas rotas, falta de chalecos antiagresión y carencia de puertas de seguridad
Los funcionarios dicen que las condiciones no han mejorado "nada" desde el motín y piden la dimisión de la directora de Instituciones Penitenciarias

La dimisión del director de la cárcel de Picassent no ha mejorado el ambiente en el establecimiento penitenciario valenciano. Al menos de momento, los ánimos siguen caldeados y los funcionarios dirigen ahora sus miradas a la máxima responsable de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, a la que responsabilizan de las numerosas carencias que sufre la prisión.
Los funcionarios se juegan cada día la vida en un centro con reclusos hacinados (Picassent se encuentra al 181% de su capacidad), con una temible proporción de dos vigilantes por cada 150 internos, con continuos fallos en alarmas e intercomunicadores -estos últimos utilizados para reducir el contacto físico con los presos- y escasez de escudos y chalecos antipinchos con los que poder llegar a salvar la vida en caso de ataque.

"Han pasado cuatro meses desde el primer secuestro vivido en noviembre y no se ha hecho absolutamente nada para mejorar las medidas de seguridad". El delegado del CSI-CSIF en la Comunitat Valenciana, Javier Sáez, describe así las ínfimas condiciones en las que trabajan a diario 800 funcionarios para mantener el orden entre los 3.000 internos.

Los continuos informes presentados de manera conjunta por todos los sindicatos no obtienen respuesta alguna de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. "Hace dos años se presupuestó el sistema de esclusas (doble puerta de seguridad), similar al que tienen entidades privadas como los bancos, pero aún no se ha puesto en marcha, sólo funciona en la unidad de FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento)", lamenta Sáez.

Facilita agresiones
La ausencia de este sistema de seguridad -junto a la falta de cancelas y puertas mecanizadas- facilitó el último secuestro sufrido en Picassent, el tercero en cuatro meses. Fue el pasado domingo, cuando dos reclusos amenazaron a un trabajador del centro con cortarle el cuello con unas cuchillas de afeitar. La agresión se produjo en un módulo de primer grado (el de los presos más conflictivos), al irrumpir en un pasillo los reclusos tras el tiempo de estancia en el patio.

"Con la esclusa eso no pasaría, porque este sistema posibilita la entrada de los reclusos de uno en uno y la entrada en la celda de un interno antes de la llegada del siguiente, lo que impide que los presos disfruten de superioridad numérica sobre los funcionarios", argumentó el delegado de CSI-CSIF.

En caso de ataque, los empleados de la cárcel de Picassent también cuentan con grandes dificultades para evitar resultar heridos. Los escudos y chalecos antipinchos que pueden impedir la agresión "se entregan con cuenta gotas". Y ni siquiera tienen un rápido acceso a ellos: en vez de encontrarse repartidos por módulos, estos sistemas de protección son entregados en caso necesario por el jefe de servicio, según el sindicato.

La constante aparición de alarmas que no funcionan tampoco ayuda en su jornada laboral a los funcionarios. E incluso los fallos técnicos impiden a menudo evitar un contacto físico con los internos que puede acabar desencadenando una agresión.Es el caso de los intercomunicadores existentes en las celdas. Muchos de ellos se encuentran estropeados y ello supone que el vigilante deba desplazarse hasta la propia estancia del recluso en caso de llamamiento de este, la mayoría de veces en solitario y por la noche -cuando hay menos plantilla-, quedando a merced de posibles ataques.

La elevada proporción de reclusos que debe vigilar cada trabajador del centro penitenciario llega a ser en la mayoría de casos de "150 internos por cada dos funcionarios". La ocupación de la cárcel casi al doble de su capacidad haría necesaria la llegada "de unos 200 funcionarios más", reitera Sáez. La petición lleva siendo repetida sin éxito por todos los sindicatos desde hace años.

Cálculo de plantilla

El principal problema es que el Ejecutivo emplea para la cárcel valenciana la misma fórmula para el cálculo de la plantilla que el utilizado en los llamados "centros penitenciarios tipo", los de última creación, como el de Villena.

Pero la gran diferencia es que estos establecimientos penitenciarios "optimizan los recursos humanos" gracias al uso de instalaciones tan avanzadas como las que los funcionarios reclaman para Picassent: control automatizado y remoto de las celdas, esclusas, oficinas de los vigilantes convertidas en verdaderos búnkers y pasillos subterráneos de acceso a estas dependencias para la llegada de refuerzos en caso de motín o altercado.No es este el único foco de conflictividad de la prisión valenciana. La "errática gestión penitenciaria" y las "progresiones de grado que dan vergüenza a los profesionales" han llevado a la diaria convivencia de internos conflictivos con presos comunes. "Se han puesto trabas hasta el absurdo para la clasificación en primer grado (la más restrictiva dentro de la cárcel) de internos que de hecho lo son", critica el delegado de CSI-CSIF.

El módulo del motín
Ello supone que las unidades de primer grado se encuentren infrautilizadas y en el resto se hacinen los internos. Y de ahí a los conflictos, hay un paso. Buena prueba de ello fue el módulo 28 -de primer grado- de Preventivos. Ahí se produjo el motín de noviembre. La infrautilización de estas áreas queda demostrada con el dato de que, pese a su capacidad para 58 presos, en el momento del secuestro sólo se hallaban ingresados 11 internos.

El representante sindical califica de "errática" la política penitenciaria de Gallizo, a la que conminan " a seguir la senda marcada por el director gerente", es decir, la dimisión. Sáez incluso lanza una petición al presidente del Gobierno: "Por favor, la próxima vez elija a un profesional".

Tras la renuncia hecha pública el miércoles por el director de la cárcel de Picassent, el subdelegado del Gobierno en Valencia, Luis Felipe Martínez, destacó ayer a José García como "un excelente profesional que llevaba mucho tiempo haciendo muy bien su trabajo en la prisión". Martínez dijo "respetar" la decisión de García y subrayó que dirigir "la cárcel más grande de España puede llegar a cansar y fatigar".

García llevaba en el cargo de director de la prisión valenciana desde 2000, cuando sustituyó en el puesto a Mercedes Jabardo. No obstante, llevaba 16 años realizando funciones directivas, como máximo responsable de la unidad de Cumplimiento de la cárcel de Picassent.

Desde la Dirección General de Instituciones Penitenciarias también enfatizaron la "gran entrega y generosidad" demostrada por el responsable de la prisión valenciana, quien "no ha dejado de trabajar en ningún momento pese al permanente conflicto existente".

Las fuentes consultadas por LAS PROVINCIAS volvieron a calificar el establecimiento valenciano como "complejo". Reconocieron como "no habitual" que se produzca una renuncia por parte de un director de una cárcel de España, "aunque tampoco es la primera vez que ocurre".

Nuevo director

El cese de García abre ahora un periodo de interinidad al frente de la cárcel valenciana. El nombramiento del nuevo director tardará todavía unos meses, al encontrarse la propia Mercedes Gallizo en la actualidad como directora en funciones, tras el reciente periodo electoral.

Hasta ese instante, el puesto directivo del centro valenciano será ocupado por un funcionario de la Dirección General, concretamente un miembro de la Inspección Penitenciaria.

Una de sus principales funciones de este inspector será llevar a cabo "un informe de análisis de la situación en la cárcel", con el objetivo de "conocer en profundidad" las principales carencias del establecimiento penitenciario.

Necesidades que, contradictoriamente y como reiteran una y otra vez los sindicatos, debería ya conocer Instituciones Penitenciarias ante las incesantes denuncias lanzadas por los representantes sindicales en la Comunitat Valenciana.

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