¿QUIÉN TIENE UNA RECETA PARA SALIR DE LA CRISIS?: EL ¿Z?, ¿EL SOLBETE?. LO DUDO, NOS ARRUINARÁN AÚN MÁS.
Previsiones de Bruselas
¿Quién tiene una receta para salir de la crisis?
No es algo coyuntural, como se empeña en decir Zapatero por activa y por pasiva, sino estructural, y cuando una crisis tiene estas características cuesta más salir de ellas. ¿Quién tiene la receta adecuada? Está claro que ni el Gobierno ni Ruiz Gallardón.
Por: Emilio J. González
¿Quién tiene una receta para salir de la crisis?
No es algo coyuntural, como se empeña en decir Zapatero por activa y por pasiva, sino estructural, y cuando una crisis tiene estas características cuesta más salir de ellas. ¿Quién tiene la receta adecuada? Está claro que ni el Gobierno ni Ruiz Gallardón.
Por: Emilio J. González
¿Quién tiene una receta para salir de la crisis económica? El informe de primavera de la Comisión Europea, en lo que respecta a España, ha dicho alto y claro lo que todos sospechábamos hace tiempo y los especialistas habían empezado a poner negro sobre blanco en sus informes: que las cosas no sólo están peor de lo que dice el Gobierno, sino que se pueden complicar aún más si cabe. Y las recetas que pretende aplicar el Ejecutivo no son ni mucho menos la solución.
De entrada, Bruselas ha recortado su previsión de crecimiento para este año hasta el 2,2%, una décima menos de lo que lo hizo Solbes el pasado viernes. Pero, además, advierte que podría volver a rebajar nuevamente dichos cálculos porque el panorama no invita precisamente al optimismo. Que la Comisión Europea diga esto tiene un gran valor porque el Colegio de Comisarios rara vez se apunta al catastrofismo y siempre suele situarse en el mejor escenario posible, para evitarse conflictos con los Estados miembros de la UE y crearles problemas. Pues, aún así, Bruselas se ha atrevido a decir lo que el Gobierno calla, y lo ha hecho alto, claro y sin concesiones, ya que las cosas no están, precisamente, para bromas. Así es que, a partir de ahora, ni Solbes, ni Zapatero, ni nadie del Ejecutivo puede escudarse en el discurso oficial que han venido manteniendo a lo largo de los últimos meses para hacer poco o nada por resolver la que se nos viene encima.
Además, la Comisión ha puesto en evidencia la estrategia del Gobierno y su inutilidad para solventar las dificultades presentes. Bruselas ha dicho, ni más ni menos, que la crisis del sector de la construcción es estructural y que el impulso a la inversión estructural no servirá para compensar el parón del sector: con suerte, lo amortiguará ligeramente. La crítica a la política económica del Ejecutivo, por tanto, es más que clara: si la inversión en infraestructuras no va a frenar la crisis es preciso hacer algo más, bastante más. El mensaje de la Comisión al respecto no puede ser más claro, para el Ejecutivo y para un Alberto Ruiz Gallardón que no ha tenido mejor ocurrencia que pedir una subida del Impuesto de Actividades Económicas a los bancos para paliar la crisis, cuando lo que hace falta ahora es justo lo contrario, que los bancos sigan teniendo capacidad para financiar la economía y evitar males todavía mayores.
Las conclusiones del informe de la Comisión Europea, por tanto, son claras. Por un lado advierte de que las cosas son peores de lo que se dice; por otro, deja claro que las propuestas que en estos momentos están articulándose no sirven de mucho, que hay que buscar otras recetas para solventar la crisis y que, además, hay que hacerlo porque la situación es bastante seria. No es algo coyuntural, como se empeña en decir Zapatero por activa y por pasiva, sino estructural, y cuando una crisis tiene estas características cuesta más salir de ellas. ¿Quién tiene la receta adecuada? Está claro que ni el Gobierno ni Ruiz Gallardón.
De entrada, Bruselas ha recortado su previsión de crecimiento para este año hasta el 2,2%, una décima menos de lo que lo hizo Solbes el pasado viernes. Pero, además, advierte que podría volver a rebajar nuevamente dichos cálculos porque el panorama no invita precisamente al optimismo. Que la Comisión Europea diga esto tiene un gran valor porque el Colegio de Comisarios rara vez se apunta al catastrofismo y siempre suele situarse en el mejor escenario posible, para evitarse conflictos con los Estados miembros de la UE y crearles problemas. Pues, aún así, Bruselas se ha atrevido a decir lo que el Gobierno calla, y lo ha hecho alto, claro y sin concesiones, ya que las cosas no están, precisamente, para bromas. Así es que, a partir de ahora, ni Solbes, ni Zapatero, ni nadie del Ejecutivo puede escudarse en el discurso oficial que han venido manteniendo a lo largo de los últimos meses para hacer poco o nada por resolver la que se nos viene encima.
Además, la Comisión ha puesto en evidencia la estrategia del Gobierno y su inutilidad para solventar las dificultades presentes. Bruselas ha dicho, ni más ni menos, que la crisis del sector de la construcción es estructural y que el impulso a la inversión estructural no servirá para compensar el parón del sector: con suerte, lo amortiguará ligeramente. La crítica a la política económica del Ejecutivo, por tanto, es más que clara: si la inversión en infraestructuras no va a frenar la crisis es preciso hacer algo más, bastante más. El mensaje de la Comisión al respecto no puede ser más claro, para el Ejecutivo y para un Alberto Ruiz Gallardón que no ha tenido mejor ocurrencia que pedir una subida del Impuesto de Actividades Económicas a los bancos para paliar la crisis, cuando lo que hace falta ahora es justo lo contrario, que los bancos sigan teniendo capacidad para financiar la economía y evitar males todavía mayores.
Las conclusiones del informe de la Comisión Europea, por tanto, son claras. Por un lado advierte de que las cosas son peores de lo que se dice; por otro, deja claro que las propuestas que en estos momentos están articulándose no sirven de mucho, que hay que buscar otras recetas para solventar la crisis y que, además, hay que hacerlo porque la situación es bastante seria. No es algo coyuntural, como se empeña en decir Zapatero por activa y por pasiva, sino estructural, y cuando una crisis tiene estas características cuesta más salir de ellas. ¿Quién tiene la receta adecuada? Está claro que ni el Gobierno ni Ruiz Gallardón.
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