CASTRACIÓN QUÍMICA ¿SÍ O NO?, EL DEBATE QUE LA SOCIEDAD DEBE AFRONTAR

La castración química: ¿una solución a las agresiones sexuales?

Por Javier Akerman
En España hay en la actualidad 70.000 presos, el 5% de los cuales son agresores sexuales. En Francia las cifras llegan al 22 % de la población reclusa, aunque esta diferencia porcentual puede deberse a que los franceses denuncian más que los españoles esta clase de agresiones. Francia ha puesto en marcha en noviembre de 2004 un programa piloto de castración química de violadores y pederastas encarcelados. La medida está encaminada a desmasificar las cárceles, ya que el 22 por ciento de los reclusos franceses están condenados por delitos sexuales y el 75 por ciento de éstos son pederastas
Pero los pioneros en la materia son los estadounidenses. En septiembre de 1996 California se convirtió en el primer estado norteamericano en aprobar la castración química como requisito obligatorio para que algunos reos pederastas pudieran tener acceso a la libertad condicional. Los condenados pueden escoger entre la castración permanente (extirpación quirúrgica de los testículos) y la temporal (inyecciones semanales de Depo- Provera).
Un año después, en 1997, Florida aprobó su ley de castración de delincuentes sexuales reincidentes que quieren acceder a la libertad condicional. Esta ley autoriza a los jueces a condenar a un acusado de delitos sexuales a castración química, que será obligatoria en el caso de los delincuentes sexuales reincidentes (siempre y cuando un informe médico aconseje el tratamiento). Pero antes de analizar esta medida, muy criticada desde distintos estamentos sociales y jurídicos, vamos a ver en qué consiste la castración química.
La castración química
La castración química fue diseñada para el tratamiento del cáncer de próstata avanzado. Lo que hace la castración química es utilizar unas sustancias que bloquean la producción de testosterona en los testículos. Estos tratamientos pueden ser administrados por inyección o en forma de pastillas. Uno de éstos es el acetato de ciproterona, una píldora que se toma diariamente y que a menudo se receta a las mujeres con desequilibrios hormonales. Entre los efectos secundarios del tratamiento están el crecimiento de pelo corporal o acné severo.
Pero la principal desventaja de esta terapia es que depende de que el paciente tome el medicamento diariamente, lo cual podría ser un problema bastante serio. La segunda opción es una inyección mensual, administrada en el glúteo. Se trata de un medicamento llamado leuprorelina o acetato de leuprolide. La lista de efectos secundarios de estos medicamentos, a veces graves, podría disuadir a los delincuentes de continuar el tratamiento, según algunos investigadores.
La testosterona es una hormona esencial para un correcto funcionamiento de la sexualidad masculina. Cuando la testosterona desaparece del organismo se produce una disminución del impulso sexual, o libido, en el hombre y ese es el motivo principal por el que se defiende la utilización de la “castración química” en agresores sexuales, violadores y pederastas principalmente. Pero la testosterona aunque está implicada en los mecanismos de agresividad e hiperactividad sexual no es el único factor que modela al futuro agresor sexual. En un alto porcentaje de pederastas y violadores el fin sexual es secundario y su objetivo prioritario es “cosificar” a la víctima para demostrar su poder y control sobre ella. Recordemos que muchos agresores sexuales son impotentes y recurren a métodos de control ajenos a su pene, por lo que el inhibir la producción de testosterona no modifica en absoluto su probable psicopatía, como se demuestra por su falta de empatía y resonancia afectiva. Los agresores sexuales solamente manifiestas arrepentimiento para ver reducidas sus penas de cárcel pero no sienten dicho arrepentimiento, pues son incapaces de integrar en su estructura psíquica valores éticos o morales. La Asociación Española de Profesionales de la Sexología (AEPS) ha alertado sobre la ineficacia de la castración química de los pederastas y ha advertido de que "el impulso violento se mantiene pese a la disminución de la testosterona, pues la disminución de la libido no implica la reducción de la violencia”. Iván Rotella, sexólogo y portavoz de dicha asociación, ha señalado que "la sensación de incapacidad que experimenta un pederasta tras haberle practicado la castración química los vuelve más violentos en muchos casos". Entonces, ¿que se debería hacer? Los expertos aseguran que un violador o pederasta lo es para toda la vida. Esto implica que debemos proteger a la sociedad de estas personas y prevenir la reincidencia, que suele manifestarse en casi un vente por ciento de los casos denunciados.
Terapia y reeducación de los agresores sexuales
Uno de los mayores problemas suele ser que casi ningún pederasta reconoce su problema y mucho menos acude a un especialista para tratarlo; muchas veces ni siquiera salen a la luz porque no delinquen. La incidencia social de este trastorno solamente es estadísticamente controlable a través de los casos que judicialmente han sido registrados. Francia ha llevado a cabo pruebas con la castración química en los delincuentes sexuales que salen de la cárcel, y los resultados han demostrado que tras cuatro o seis semanas de haber iniciado el tratamiento, los niveles de testosterona del individuo aumentan. Una vez que se supera este período el deseo sexual disminuye drásticamente. Aunque el individuo todavía es capaz de tener relaciones sexuales, le será muy difícil excitarse. Algunos expertos afirman, sin embargo, que si el individuo desea superar los efectos de estos medicamentos, lo logrará. Es decir, podrá haber circunstancias en las que el hombre imagine una fantasía sexual intensa o recurra a pornografía extrema porque el impulso interior no es exclusivamente físico.
La parte psicológica de la terapia debería ir encaminada a modificar los impulsos. Consta de un componente conductual en el que, entre otras cosas, se intenta provocar un impacto aversivo (desagradable) en el sujeto a través de la saturación con imágenes. "Es como si a alguien a quien le gusta el marisco se le sirve para cenar todos los días de la semana”. En psicología se conoce como “terapia de saciación”. También se persigue un cambio cognitivo, es decir, intentar modificar su pensamiento para que dejen de deshumanizar y ver como un objeto (“cosificar”) a la víctima. En algunos casos se intenta indagar qué les llevó a desarrollar ese comportamiento, pero hasta ahora no se ha llegado a conclusiones definitivas. Un estudio sobre agresores sexuales condenados revela que entre los que no fueron tratados, reincidieron el 20%, y entre los que fueron tratados, sólo el 5% reincidió. Esto solo ya avala la aplicación de estos métodos.
La Universidad de Maastricht (Holanda) detectó en el año 2000 que la acción de la serotonina -un neurotransmisor involucrado en la regulación de la conducta sexual- suele estar alterada en hombres pederastas y en otros agresores sexuales. Además los actos de pederastia pueden ser el resultado de lo que los especialistas en salud mental llaman “falta de control de impulsos”: el córtex prefrontal o la parte del cerebro que controla racionalmente la conducta, no puede contener el empuje del sistema límbico, que es la sede de instintos básicos. El origen del abuso sexual contra los niños podría estar en una desconexión cerebral, señaló un estudio del Centro de Adicción y Salud Mental de Estados Unidos divulgado hoy por la revista “Psychiatric Research”.
En la investigación se utilizó un avanzado método de análisis informático que comparó la actividad cerebral de un grupo de pederastas con la de autores de delitos no sexuales. Según los científicos, los pederastas revelaron tener una cantidad considerablemente menor de ‘materia blanca’, que es la que conecta las diferentes partes del cerebro. Los investigadores indicaron que los resultados del estudio ponen en tela de juicio la creencia generalizada de que la pederastia es resultado de un trauma o de abusos sufridos durante la infancia.

James Cantor, psicólogo del centro, indicó que los resultados del estudio no suponen que los pederastas no sean responsables de sus acciones.”Que una persona no sea capaz de elegir su intención sexual no significa que no pueda controlar sus acciones”, manifestó.
Esa información podría conducir a nuevas estrategias para impedir el desarrollo de la pederastia y de otros delitos sexuales. Por el momento solamente tenemos la opción de controlar al agresor para intentar, con todos los medios legales a nuestro alcance, impedir que estas personas sucumban a sus impulsos y agredan a otras, en especial a mujeres y niños. Es importante reconocer que no hay pulsión sexual que reprimir exclusivamente, sino esquemas que modificar y personas a las que hay que controlar.
Reflexiones finales
En España la ley aún no recoge la castración química pese a que hay más de 3000 agresores encarcelados y según Instituciones Penitenciarias 2 de cada 10 reincide. El ministerio de Justicia español está a favor de que los jueces puedan obligar a los delincuentes sexuales que ya han cumplido su pena a someterse a tratamientos de "inhibición del deseo sexual", más conocidos como castración química, siempre que los médicos lo aconsejen y esas personas sigan resultando peligrosas para la sociedad. Esta es una posible vía, pero hay otras más que deben complementarla. Los tratamientos actuales no van destinados a que el pederasta o el agresor sexual deje de serlo, sino a que no cometa más abusos. El pederasta lo será toda la vida, es un estado crónico y hasta el momento actual no tiene curación. En vista de todo ello los tratamientos orientados al control de impulsos en estos sujetos deberán ser combinados y, a mi entender, obligatorios: Psicoterapia, vigilancia a través de pulseras con GPS, muestras de ADN que se puedan cotejar si cometen nuevos delitos y los mencionados inhibidores sexuales. En el Budismo se enseña a través de la meditación un programa especial de compasión dividido en siete pasos, que podría aplicarse también adicionalmente en el proceso de reeducación de los delincuentes sexuales. Otros modelos penales solicitan incluso la cadena perpetua en prisión, pero considero que si aplicamos la terapia combinada que he mencionado no sería necesario aplicar esta pena. Soy consciente del debate que suscita la aplicación de la castración química en nuestra sociedad, tanto a favor como en contra. Pero ante todo debe priorizarse la protección de la vida y la integridad física de los miembros de la sociedad mientras buscamos nuevas formas de tratamiento para los agresores sexuales.

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