PICASSENT,... ¿UNA CÁRCEL SIN SOLUCIÓN?
La convivencia entre rejas se complica en Picassent
A la congestión del penal y las luchas entre bandas se suma la 'fuga' de 30 funcionarios
GEMA PEÑALOSA
A la congestión del penal y las luchas entre bandas se suma la 'fuga' de 30 funcionarios
GEMA PEÑALOSA
VALENCIA.- Si la cárcel de Picassent fuera un enfermo, los médicos se quedarían tiritando tras revisar su historial y, muy probablemente, le reprenderían el que no se hubiera hecho un chequeo antes. Estado terminal, diagnosticarían tajantes. Pese a sus síntomas, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias no ha solucionado la difícil situación que atraviesa desde hace años.
El penal está masificado, los funcionarios no son suficientes y las peleas entre bandas rivales se han recrudecido ante la masiva llegada de internos extranjeros, quienes han recibido entrenamiento militar en sus países. Lo peor todavía está por llegar y el próximo septiembre la cárcel asistirá a la fuga de 30 trabajadores. La convivencia entre rejas se complica y amenaza con convertir a la prisión en un polvorín.
El temor a que la inseguridad se cuele por el hueco que dejará el recorte de la plantilla va en aumento. Habrá menos vigilancia por cada recluso. Una realidad denunciada por los funcionarios desde hace años. En la actualidad, dos trabajadores cubren la vigilancia de cada módulo (33 en total), cuando los necesarios serían cuatro, tal como consideraron fuentes penitenciarias.
Sin embargo, no sólo no se incrementa el personal de vigilancia interior, sino que el 15% de la plantilla es inexperta, ya que es de reciente incorporación y todo su rodaje se concentra en cuatro meses. Y eso es muy peligroso en una de las prisiones más congestionadas del país y que más incidentes registra. A principios de julio, la tasa de colapso rozaba el 200%. No cabe duda de que la saturación alienta brotes de violencia entre los reclusos y multiplica las posibilidades de altercados con los funcionarios, que ya han probado los puños de más de un interno. Los puños y las iras. Pero pese a esto no hay soluciones. Todo sigue igual.
El hacinamiento de la prisión tuvo su punto álgido el pasado noviembre, cuando varios internos tomaron los despachos en señal de protesta. Pues bien, dentro de dos meses dos directivos abandonarán su cargo. «La salida de estas personas era una reivindicación histórica de muchos funcionarios y sindicatos», señalaron las mismas fuentes.
La época estival complica todavía más las cosas. Las altas temperaturas y la masificación convierte a la cárcel en un auténtico cóctel molotov. «Las temperaturas altas y el nivel de hacinamiento revoluciona a los internos, por lo que los trabajadores han de estar más alerta que nunca», explicaron.
El espectacular aumento de los internos extranjeros, que ya supone un 30% del total, es otro de los contratiempos que enfrenta el penal. Las peleas entre bandas rivales que protagonizan encarnizadas batallas por el control del territorio se han incrementado. Estos grupos son más agresivos que los españoles debido a que muchos de ellos han recibido entrenamiento militar en sus países de origen, indicaron.
Desde el pasado 1 de enero se han incorporado un total de 112 internos, lo que suman 2.500 -1.387 presos en la Unidad de Cumplimiento y otros 1.231 en la Unidad de Preventivos-, según los cálculos que manejan los sindicatos. Detalles
Del total, 1.828, lo que representa el 69,82%, son internos nacionales, mientras que 790 son extranjeros -el 30,18%-. Existe un mayor número de presos procedentes de Colombia, Rumanía o Marruecos.
Además, la cárcel, continuará aumentando el número de reclusos, según los cálculos de los sindicatos. La culpa la tiene que el centro penitenciario de Albocàsser (Castellón) no empezará a recibir internos de forma masiva «hasta bien entrado el mes de octubre», precisaron.
«Se incrementarán de internos, disminuirá del número de funcionarios y se sustituirán trabajadores con gran experiencia por otros», reivindicaron. Hasta que Albocàsser no abra sus puertas, la descongestión no llegará a la prisión.
elmundo.es
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El penal está masificado, los funcionarios no son suficientes y las peleas entre bandas rivales se han recrudecido ante la masiva llegada de internos extranjeros, quienes han recibido entrenamiento militar en sus países. Lo peor todavía está por llegar y el próximo septiembre la cárcel asistirá a la fuga de 30 trabajadores. La convivencia entre rejas se complica y amenaza con convertir a la prisión en un polvorín.
El temor a que la inseguridad se cuele por el hueco que dejará el recorte de la plantilla va en aumento. Habrá menos vigilancia por cada recluso. Una realidad denunciada por los funcionarios desde hace años. En la actualidad, dos trabajadores cubren la vigilancia de cada módulo (33 en total), cuando los necesarios serían cuatro, tal como consideraron fuentes penitenciarias.
Sin embargo, no sólo no se incrementa el personal de vigilancia interior, sino que el 15% de la plantilla es inexperta, ya que es de reciente incorporación y todo su rodaje se concentra en cuatro meses. Y eso es muy peligroso en una de las prisiones más congestionadas del país y que más incidentes registra. A principios de julio, la tasa de colapso rozaba el 200%. No cabe duda de que la saturación alienta brotes de violencia entre los reclusos y multiplica las posibilidades de altercados con los funcionarios, que ya han probado los puños de más de un interno. Los puños y las iras. Pero pese a esto no hay soluciones. Todo sigue igual.
El hacinamiento de la prisión tuvo su punto álgido el pasado noviembre, cuando varios internos tomaron los despachos en señal de protesta. Pues bien, dentro de dos meses dos directivos abandonarán su cargo. «La salida de estas personas era una reivindicación histórica de muchos funcionarios y sindicatos», señalaron las mismas fuentes.
La época estival complica todavía más las cosas. Las altas temperaturas y la masificación convierte a la cárcel en un auténtico cóctel molotov. «Las temperaturas altas y el nivel de hacinamiento revoluciona a los internos, por lo que los trabajadores han de estar más alerta que nunca», explicaron.
El espectacular aumento de los internos extranjeros, que ya supone un 30% del total, es otro de los contratiempos que enfrenta el penal. Las peleas entre bandas rivales que protagonizan encarnizadas batallas por el control del territorio se han incrementado. Estos grupos son más agresivos que los españoles debido a que muchos de ellos han recibido entrenamiento militar en sus países de origen, indicaron.
Desde el pasado 1 de enero se han incorporado un total de 112 internos, lo que suman 2.500 -1.387 presos en la Unidad de Cumplimiento y otros 1.231 en la Unidad de Preventivos-, según los cálculos que manejan los sindicatos. Detalles
Del total, 1.828, lo que representa el 69,82%, son internos nacionales, mientras que 790 son extranjeros -el 30,18%-. Existe un mayor número de presos procedentes de Colombia, Rumanía o Marruecos.
Además, la cárcel, continuará aumentando el número de reclusos, según los cálculos de los sindicatos. La culpa la tiene que el centro penitenciario de Albocàsser (Castellón) no empezará a recibir internos de forma masiva «hasta bien entrado el mes de octubre», precisaron.
«Se incrementarán de internos, disminuirá del número de funcionarios y se sustituirán trabajadores con gran experiencia por otros», reivindicaron. Hasta que Albocàsser no abra sus puertas, la descongestión no llegará a la prisión.
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PARTE DE GUERRA:
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