POCO DINERO Y EN LA DIRECCION EQUIVOCADA

epsimo

Zapatero volvió ayer a defraudar las expectativas que había creado al anunciar un paquete de medidas económicas que se reduce a un incremento del gasto público en 11.000 millones de euros. La iniciativa se aprobará hoy por el Consejo de Ministros con cargo a los Presupuestos del ejercicio que acaba.
De esa cifra, 8.000 millones irán destinados a obra pública en los ayuntamientos y los restantes 3.000 millones se repartirán en inversiones en diferentes sectores. En concreto, 800 millones serán empleados en ayudar a la industria del automóvil. Zapatero espera crear 300.000 nuevos puestos de trabajo con esta suma que empezará a estar disponible a partir de mediados de enero. La estimación del presidente nos parece absolutamente optimista, pero el tiempo lo dirá. En cualquier caso, esos 300.000 puestos serían menos que los que se van a perder en los meses de octubre y noviembre, lo que evidencia la escasa ambición del plan. Visto por su cuantía, ese gasto adicional de 11.000 millones de euros es aproximadamente el 1% del PIB, una suma bastante modesta si se compara con los 50.000 millones aprobados para comprar activos a los bancos.
Da la impresión de que Zapatero ha querido contentar a los ayuntamientos en vísperas de la difícil negociación que le aguarda sobre el nuevo sistema de financiación autonómica en el que necesita el apoyo de los diputados del PSC.
Sea como fuere, la nueva medida de Zapatero es un parche más para ganar tiempo, que se añade a esas «80 iniciativas» que el Gobierno ha adoptado para luchar contra la crisis y en las cuales es difícil encontrar una estrategia definida.
Como acertadamente Mariano Rajoy le reprochó ayer, es decepcionante no encontrar ni incentivos fiscales ni reducciones de impuestos por los cuales han optado otros Gobiernos como el de Gordon Brown.
Esos 11.000 millones pueden crear empleo durante unos meses en obras públicas municipales pero no van a ayudar lo más mínimo a resolver el grave problema de competitividad que tiene la economía española y que se ha ido agudizando en estos últimos años.
España va a tener un crecimiento negativo en este segundo semestre, con porcentajes similares a los de Francia o Alemania. Pero en ninguno de estos países el paro ha crecido en más de 700.000 personas en 12 meses, como ha sucedido en España. Ello revela la necesidad de reformas estructurales que el Gobierno no quiere o no sabe abordar.
Incrementar el gasto de 2008 en 11.000 millones va a elevar en un punto el déficit presupuestario, pero además, como subrayó Rajoy, tendrá como efecto reducir el crédito al sector privado y elevar la carga de una deuda pública que tendrá que ser pagada en el futuro.
Todo indica que Zapatero sigue pensando que la crisis no es cosa suya y que nos sacarán de ella los que nos han metido. Una actitud muy peligrosa, ya que la táctica del goteo de pequeñas medidas no va a curar la grave enfermedad que padece nuestra economía.
Hubiera sido mucho mejor sumar todo el dinero que se está gastando en un plan de verdadero impulso a la economía real que seguir tomando medidas parciales que sólo contribuyen a parchear la situación.

EL MUNDO___________________________