....Y DE CÓMO LAS BUENAS INTENCIONES NOS AMARGAN LA VIDA

De cómo las personas estamos llenas de buenas intenciones y de cómo las buenas intenciones nos amargan la vida
por Ricardo Ros

A lo largo del día, las personas realizamos miles de pensamientos y miles de conductas diferentes. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos realizamos acciones diferentes, conscientes unas e inconscientes la mayoría.
Las personas estamos compuestas de miles de aspectos que se complementan mutuamente, como si de un caleidoscopio se tratara. Pareciera como que estuviéramos compuestos de más de una persona, y, muchas veces, nuestras diferentes 'personalidades' salen a flote.
A estos diferentes aspectos de una misma persona las llamamos "partes". Las conductas responden a que alguna de estas partes está tratando de comunicarse. Pero una cosa es la conducta y otra muy diferente su intención. Muchas veces, después de haber hecho algo que ha perjudicado a otra persona, nos lamentamos diciendo "mi intención era buena".
Hay que separar, pues, la conducta de la intención.
Las consecuencias de la conducta no tienen nada que ver con la intención. Ante una situación concreta, una parte puede estar motivada para pasar a la acción, otra parte tiene miedo de las consecuencias y una tercera parte quiere evitar daños a terceros. Cada una de esas tres partes tiene una intención positiva, aunque lo más probable es que la persona no sea en absoluto consciente de ello.
Imaginemos a una persona que bebe en exceso. Beber es una conducta negativa, ya que las consecuencias que provoca a simple vista son nefastas. ¿Pero qué ocurre si analizamos el trasfondo de esa conducta? Beber puede tener para esa persona una intención positiva, aunque la conducta no lo sea: quizás le reduzca la ansiedad de una vida poco afortunada, quizás le proporcione atención por parte de algún familiar, quizás evita que entre en una depresión…. Incluso esa conducta inapropiada pueda estar ayudando a una tercera persona, por ejemplo, a que su pareja reaccione. Cualquier terapia con alcohólicos (o con personas con alguna dependencia) que quiera tener éxito tiene que tener en cuenta esta intención positiva.
En las relaciones interpersonales hay siempre una intención positiva. Hacemos las cosas con una finalidad determinada, aunque la conducta puede ser inapropiada e incluso destructiva. No se trata de aprobar la conducta negativa, sino de reconocer la intención positiva.
La solución consiste, entre otras cosas, en mantener la intención positiva, pero cambiando la conducta no apropiada. Reconocer el aspecto positivo en la intención de una conducta nos permite iniciar un proceso de comunicación con esa parte. Hay personas a las que no les agrada alguna de sus partes o alguna de sus conductas y lo más que hacen es ignorarlo o huir de sí mismos, siguiendo la conocida táctica del avestruz. Pero con este proceder no solucionan el problema. El cambio se inicia reconociendo la parte que está generando una conducta no apropiada y buscando su intención positiva. Si sólo cambiamos la conducta, el problema se volverá a generar al poco tiempo.
¿Has tratado de adelgazar cambiando tu conducta alimenticia? Así tienes garantizado el fracaso. Analiza primero cuál es la intención positiva de tu exceso de peso y la solución vendrá por sí sola.
Ejercicio:
Paso 1: Delimita algo de ti mismo que no te gusta (pensamiento, conducta, síntoma…)
Paso 2: Separa la conducta de su intención.
Paso 3: Analiza qué de algo positivo está haciendo esa conducta en ti o en otras personas. Si no existiera esa conducta, ¿qué consecuencias tendría?
Quizás tu primera respuesta sea "no beneficia a nadie y si no tuviera esa conducta sería maravilloso". Permítete reflexionar durante un par de días. ¿Qué tienes que aprender sobre ti mismo o sobre el tipo de vida que llevas a través de esa conducta que no te gusta?
Escribe todo lo que se te ocurra, para que no se te olvide.
Paso 4: Analiza las conclusiones a las que has llegado. Si fuera posible mantener la intención positiva sin recurrir a la conducta no apropiada, ¿lo harías? ¿Qué otras conductas alternativas se te ocurren? Vuelve a reflexionar durante otros dos días y apunta todas las posibilidades.
Paso 5: Elige aquella opción que te resulte más creativa y rica. ¿Qué necesitas para poner en marcha tu nueva conducta? ¿Cumple tu nueva conducta la misma intención positiva? ¿Perjudica a alguien, tú mismo incluido, tu nueva conducta? ¿Cómo será el futuro con tu nueva conducta? ¿Qué tienes que empezar a hacer ahora mismo para que tu conducta se afectiva?
Paso 6: Deja pasar unos cuantos días o semanas y revisa las consecuencias de tu nueva conducta.

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