UN HIJO DE PERRA QUE NO PUEDE LLEVAR UNA "VIDA TRANQUILA"
El asesino ha quebrantado dos veces la libertad vigilada y se niega a estudiar. Se ha sacado la licencia de pesca
Retrato de un asesino:
Rafael García Fernández nació el 5 de diciembre de 1988, en Madrid, en el seno de una familia asentada en el poblado de Las Mimbreras.
Con 7 años comenzó su carrera delictiva. Con 11 ya era de la «banda del chupete», que atemorizó a Alcorcón.
El 17 de mayo de 2003, con 14 años, participó en el secuestro, violación y asesinato de Sandra Palo.
Así se manifiesta este sujeto, condenado a cuatro años de encierro en un centro de menores y otros de libertad vigilada por participar en la detención, violación y asesinato de Sandra Palo, joven getafense a la que, junto a tres compinches, torturó hasta la muerte. Ahora resulta, según uno de los autores del considerado por la Fiscalía «crimen más vil de la historia», que la culpa de que no esté saliendo adelante su proceso de rehabilitación es de la Prensa.
Como ya adelantó ABC, el juez de Menores número 7 de Madrid decidió dejar en manos de Instituciones Penitenciarias a este individuo hasta que termine el periodo de libertad vigilada, el próximo 25 de junio. Los técnicos de la Comunidad de Madrid no podían con él. Ahora, en un informe al que ha tenido acceso este periódico y con fecha de 30 de junio pasado, se revela que no sólo quebrantó la medida impuesta por el juez de Menores en agosto pasado, cuando pidió un permiso para venir a Madrid al bautizo de un sobrino; sino que ya lo hizo previamente.
«El deseo de reencontrarse con su familia hizo que Rafael los visitara, a pesar de no tener permiso para ello, llegando a expresar que asumiría cualquier consecuencia derivada de ello -especifica el informe-. A principios de junio, fue requerido judicialmente para informarle del presunto quebrantamiento de la libertad vigilada por ausentarse de la Comunidad [Andalucía], cuando lo tenía expresamente negado. Desde ese momento, el joven ha solicitado más permisos, siendo todos éstos denegados».
A fecha del informe, «El Rafita» no tenía domicilio fijo, debido, según se recoge, «a un acoso mediático». «La intervención se hace cada vez más difícil al tener que ocultarse continuamente», continúa. «El Rafita» dice que no confía en nadie y que se encuentra solo. En su papel de víctima, habla de la «encerrona que le realizaron para que fuera grabado por las cámaras de televisión». Realizó actividades al aire libre: corría unos días, «pero su falta de condición física y el exceso de tabaco» le hicieron abandonar. Eso sí, ha navegado en kayak «y se ha sacado la licencia de pesca».
«También le gusta nadar tanto en el mar como en la piscina. Estuvo participando en una actividad de voluntariado organizada por la ONCE,acompañando a pluridiscapacitados a realizar actividades de natación en una piscina municipal». Hay que recordar que Sandra Palo tenía cierto nivel de discapacidad mental.
En cuanto al área personal, «presentó problemas en los momentos de frustración, tras conocer la denuncia [por robo de un ordenador], en los que llegó a romper una televisión». Se negó entonces a comer con sus educadores y hasta a prepararse la comida. Cuando se realizó el informe, «al volver a tener que vivir en hoteles, carecía de responsabilidades domésticas».
El carné de conducir
El propio «Rafita» no cree en su futuro: «Piensa que tiene la vida tan determinada por todo lo vivido, que ya nada puede hacer». Se le mandó, pese a su negativa, a un psicólogo. También quiso sacarse el carné de conducir, pero suspendió el teórico. Apenas le dedicó horas.
De hecho, «sigue negándose a estudiar para la preparación del examen de Secundaria». Considera que no puede aprobarlo. Buscó trabajo por internet y acudió a una entrevista de trabajo en Málaga, pero adujo que coincidió en ella con la chica que le delató a la televisión que le grabó. Además, se niega a que le realicen pruebas de consumo de sustancias tóxicas, aunque no se ven síntomas de consumo.
ABC.es__________________
<< Inicio