ZAPATA, UN SÍMBOLO DE LIBERTAD, ES ENTERRADO BAJO UN ESTADO POLICIAL:
MIENTRAS el régimen castrista añadía la infamia a su grave responsabilidad en la muerte del preso disidente Orlando Zapata, al sitiar policialmente los funerales y el entierro impidiendo el acceso a la prensa y a los disidentes, Zapatero hizo ayer lo que debía haber hecho el día anterior. El presidente del Gobierno pidió la libertad de todos los presos políticos cubanos y lamentó -aunque no condenó- la muerte de Zapata, que ha causado una honda conmoción porque ha venido a recordar a todo el mundo la cruel dictadura que sufre el pueblo cubano. A pesar del llamamiento de Zapatero -en línea por cierto con el que hizo Obama- y de las peticiones de la oposición al castrismo, las declaraciones del ministro Moratinos indican que el Gobierno no va a cambiar su política y que sigue apostando por el diálogo con el régimen. Sin embargo, esta complacencia con los hermanos Castro no ha producido ni siquiera una mínima apertura, sino, muy al contrario, una mayor represión que se ha cobrado una nueva vida. La postura del Gobierno hacia Cuba es, por tanto, cada día más incomprensible y vergonzosa
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